Tokyo, año 1967. Watanabe (Kenichi Matsuyama), un joven estudiante universitario serio, tranquilo y bastante inseguro en sus relaciones personales, se enamora de Naoko (Rinko Kikuchi), una chica un poco mayor que es tan bella como introvertida. Sin embargo, la pasión de su relación se ve marcada por la trágica muerte del mejor amigo de ambos: Kizuki (Kengo Kora). Naoko parece especialmente afectada, es como si una parte de sí misma también se hubiera ido. Poco después, Naoko deja los estudios y Watanabe conoce a otra chica, Midori (Kiko Mizuhara), que está en el extremo opuesto: es despierta, extrovertida y está increíblemente segura de lo que siente y de lo que piensa.