Hye-Ia es una madre soltera. Do Joon, su hijo de 27 años, es tan ingenuo e inmaduro que sigue dependiendo de ella. Su conducta es estúpida o simplemente peligrosa. Es una constante fuente de preocupación para todos. Un día, aparece una joven muerta en un edificio abandonado y Do Joon es acusado de la muerte de la adolescente por la policía, quienes le obligan a firmar la confesión a pesar de las pocas pruebas en su contra. Su madre convencida de su inocencia, hace todo lo posible por sacarlo de prisión, pero ante la inoperancia y el desinterés de la Justicia, la mujer inicia por su cuenta una peligrosa investigación para demostrar la inocencia de su hijo, impulsada por un sentimiento de protección obsesivo que, a última hora, pondrá a prueba sus propias convicciones.